10/10/2025 –, Auditorio Centrogeo
La inteligencia artificial generativa no solo automatiza tareas, sino que transforma la cultura científica. Al producir textos y razonamientos inquietantemente familiares, desestabiliza la identidad del investigador, difumina la frontera entre originalidad y repetición y desafía la confianza en la validación del conocimiento, generando un espejo ominoso de la ciencia misma.
La irrupción de la inteligencia artificial generativa en el ámbito científico no puede entenderse únicamente como un avance tecnológico: constituye, sobre todo, un fenómeno cultural que está cambiando las bases mismas del quehacer académico. Estas herramientas (capaces de redactar artículos, organizar bibliografía, proponer hipótesis o incluso sugerir diseños experimentales) no se limitan a ahorrar tiempo o automatizar procesos. Su verdadera fuerza radica en que interpelan la identidad del investigador, replantean la frontera entre originalidad y repetición, y erosionan la confianza en los procesos tradicionales de validación del conocimiento.
Freud describió en 1919 la experiencia de lo ominoso (das Unheimliche) como aquella inquietud que surge cuando lo familiar retorna con un rostro irreconocible. En el siglo XIX, ese efecto se ejemplificaba en la muñeca autómata Olimpia de Hoffmann; hoy lo encontramos en la producción generativa de modelos que reproducen con exactitud excesiva estilos académicos, metodologías o razonamientos que creemos propios. La inquietud surge no de lo radicalmente extraño, sino de lo “casi igual”: un doble textual o visual que refleja al científico, pero sin interioridad, sin historia personal. La IA generativa, en este sentido, se convierte en un espejo cultural que devuelve al investigador su propia práctica en clave inquietante.
El impacto es doble. Por un lado, cuestiona la identidad del autor científico: ¿sigue siendo autor quien delega parte de su escritura o incluso su razonamiento a un modelo? Por otro, erosiona la confianza en la validación del conocimiento. Si lo generado por IA resulta indistinguible de un texto académico legítimo, la revisión por pares y los mecanismos de acreditación quedan tensionados. La frontera entre originalidad y repetición, ya compleja en la ciencia, se vuelve aún más difusa cuando lo que se repite no es solo un dato o un argumento, sino un patrón de estilo replicado por una máquina.
Este coloquio invita a discutir estas tensiones no desde una visión tecnofóbica ni tecnofílica, sino como síntomas culturales que exigen nuevos marcos de análisis. Lo ominoso puede funcionar como clave interpretativa para comprender el efecto que la IA generativa produce en la ciencia: fascinación y utilidad, pero también inquietud por la fragilidad de las categorías que sostienen la práctica investigadora.
Hiram Calvo obtuvo el grado de Maestro en Ciencias e Ingeniería de la Computación en la UNAM con una tesis de modelado computacional. Se graduó en el Instituto Politécnico Nacional, México, como Doctor en Ciencias de la Computación. Recibió la Presea Lázaro Cárdenas en el área de Física y Matemáticas. Posteriormente realizó una estancia postdoctoral en el Instituto de Ciencia y Tecnología de Nara, Japón. Entre sus campos de interés están las Ciencias Cognitivas, la Semántica Léxica y la Lingüística Computacional. Es autor de más de 200 publicaciones en el área. Es fundador del laboratorio de Ciencias Cognitivas Computacionales que actualmente dirige en el Centro de Investigación en Computación del Instituto Politécnico Nacional, México. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel II, la IEEE, Academia Mexicana de Ciencias y es presidente de la Asociación Mexicana de Procesamiento de Lenguaje Natural.